27 de julio de 2011

¿Progresas o equilibras?

Un nuevo Mantra ha surgido: la búsqueda del Equilibrio. El término ha escapado con decisión de las revistas de salud interior y de los libros de auto-ayuda y meditación y ha sabido colarse en todos los ámbitos de la vida, incluido el marketing y la estrategia... Y eso, ya es otra cosa. Sin duda nos afectará a todos aunque no queramos. Bienvenido Equilibrio, adiós Progreso.


Durante los últimos siglos el Progreso ha sido, indiscutiblemente, el motor de la historia. El Progreso era entendido por todos como "esa poderosa fuerza que capaz de transformar la realidad y de fijar un camino en el tiempo que nos aproxima a una felicidad más completa". Hoy, hasta esa referencia se pone en cuestión. ¿Dónde vamos a parar? Algo se mueve bajo nuestros pies...

Reconozcámoslo. La creencia en el Progreso nos ha tranquilizado y animado a todos y en todas partes ( al menos en las partes que realmente cuentan) durante mucho, mucho tiempo. El Progreso, tiene sus logros: ha echado abajo las pesadas puertas de La Bastilla, ha roto las oprobiosas cadenas de la esclavitud, ha demolido el odioso muro de Berlín y ha puesto al hombre en la Luna, entre otras muchas cosas. El balance parece muy positivo, sin embargo, en los últimos tiempos este poderoso concepto parece haber perdido tres atributos fundamentales: su Impulso, su Interés y sus Valedores.


Hablemos del Impulso

Admitámoslo. No todo ha sido bueno. El Progreso tiene su precio, y a lo largo del camino ha ido dejando cicatrices e incluso cadáveres. No es preciso ser uno más de los oficialmente indignados para darse cuenta de ello. Lamento tener que ponerme un poco "oriental", pero es incuestionable que a cada gran salto adelante le ha acompañado siempre una gran pifia hacia atrás de similares dimensiones... algo así como el Ying y el Yang. Ejemplos hay en la mente de todos. Si a ésto sumamos que aquellos índices tradicionalmente asociados a la idea de Progreso están bajo mínimos (crecimiento económico, seguridad, libertades, educación... ¡las pensiones!) hemos de reconocer que la idea da menos juego que los chicos de Guardiola en la Copa América.


Hablemos de Interés

Seamos sinceros. Tal como están las cosas a nadie le importa el Progreso "en general", sino el "qué hay de lo mío". Hemos llevado la conversación a lo trivial, a lo inmediato, a lo "hegoísta" con "H" de hipoteca; porque realmente es lo que nos aprieta el propio zapato ¿y lo demás?... lo demás queda muy lejos.

El debate no está centrado en "cómo" salir del hoyo al que nos ha conducido el dichoso Progreso, sino en "cuándo" saldremos de él. Sin duda refleja ansiedad y falta de ideas... Frívolo, pero cierto.


Hablemos de Valedores

Echemos un vistazo. Nadie se atreve a salir de casa vestido de Progreso. En el mejor de los casos nos hemos encontrado con los "ilusionantes" mensajes de "Change" y "Hope" del otrora victorioso y ahora denostado Barak Obama. Mensajes que los "tercos hechos" han demostrado vacíos de contenido.

El Progreso ya no tiene quien lo defienda, quizás porque tal y como siempre ha sido interpretado, ya no tiene verdadero sentido. El número de bajas en combate supera al avance obtenido, exactamente como ocurría hace casi cien años en los devastados campos de Paseechendaele o Ypres. Así que en los cuarteles generales de todo tipo de instituciones, públicas y privadas, interesadas o y altruistas, se escucha la misma consigna: "por ahora chicos, perfil bajo y quietecitos cuando empiece el ruido."


Y entonces llegó... el Equilibrio

El Equilibrio es un concepto tan antiguo como el poderoso país que lo acuñó y perfeccionó; la potencia emergente que tiene más dólares en su reserva que Estados Unidos de costa a costa, la misma nación que cuenta con una moneda, el Yuan, artificialmente y oproviosamente devaluado: hablamos, claro está, de la milenaria China.

El Equilibrio sienta bien. Tiene futuro y hasta "buen rollo". Ya no se trata de tener más, y más, y siempre más... sino de estar a gusto con lo que se tiene y eso es algo al alcance de todos.

Se trata de que las cosas sean armoniosas y "sostenibles" ( aunque algunas, como la balanza de pagos persona,l se empeñen en no serlo). El auténtico Equilibrio pasa por saber estar en paz con uno mismo y con los demás (esto requiere leer algunos manuales de Lao Tsé y evitar ver la película de Confucio, bastante mala por cierto).

Consiste en definitiva en reconocer que el valor de las cosas es relativo, aunque el cuerpo nos diga algo distinto, y también en saber decir que no a un sobre esfuerzo laboral mal pagado que nos quita horas de conciliación con nuestro yo interior. ¡Aquí si hay impulso, interés y valedores!

El Equilibrio ha llegado para quedarse por mucho tiempo. Os propongo que sigáis la evolución del número de búsquedas de este término en Google durante los próximos seis meses. Se abren las apuestas.


Eduardo Irastorza (c)

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