Cada año la ceremonia de los Oscars paraliza Estados Unidos, y son millones de personas, en todo el mundo, los que siguen su desarrollo sin importarles las diferencias horarias. Tal vez sea este fascinante evento uno de los últimos coletazos del "American Way of Life". Un concepto que durante más de cien años han exportado con enorme éxito. Tal vez, en un futuro no muy lejano, la entrega de estos premios sea un evento global que incluya conexiones en directo con ciudades como Beijing, Mumbay, Sao Paulo o Moscú. Este post habla del imparable proceso de globalización que amenaza con eliminar la cultura del padre de la criatura.
Oscar a la mejor Película Extranjera
Hace sólo unas décadas la única presencia del "resto del mundo" en la ceremonia de las ceremonias era el Oscar "a la mejor película extranjera". Ahí entraba toda la "calderilla cinematográfica" internacional. Además, con frecuencia, el premio se entregaba a algún discreto producto de un director perfectamente anónimo. De hecho, los mejores directores "no-americanos" jamás lo recibían. Era una forma más de dejar claras las diferencias.
Oscar al mejor Actor Secundario
No obstante, el tiempo y la globalización han ido imponiendo nuevas reglas. Cada vez es más difícil asignar el sello de auténtico "made in USA" a muchos de los otros Oscars: mejor película, mejor actor, mejor banda sonora, mejor sonido, mejor iluminación, mejores efectos especiales... (por cierto, hay un Irastorza que ha ganado un Oscar en esta categoría)
Oscar a la mejor Producción
Admitámoslo, con frecuencia muchas películas americanas tienen poco más que dos cosas en común:
1ª La firma de la productora.
2ª Están rodadas en inglés.
El resto de la producción es un "potpurri" internacional. Sobre todo por dos razones:
1ª El talento ya no está exclusivamente localizado en la "Meca" del cine.
2ª Es preciso hacer "guiños" culturales a los mercados emergentes más poderosos.
Oscar a la mejor Campaña de Marketing Internacional
Por supuesto este premio no existe por ahora, pero deberían empezar a planteárselo, porque esta industria se juega, año tras año, su supervivencia a una o dos superproducciones que deben ganar mucho dinero en muy poco tiempo y en todo el mundo, y ello, por supuesto, antes de que lleguen los piratas... no sólo los del Caribe.
Llevar a cabo esta campaña exige ramificaciones globales que van mucho más allá de la tradicional distribución de copias. Incluye merchandising, relaciones públicas, acciones de comarketing, street marketing, marketing interactivo, eventos, product placement, etc, etc, etc.
Es preciso contar con expertos locales que le tengan bien cogido el pulso a su mercado y que se impliquen desde antes del rodaje en la producción. Algo que hacen dejando hacer sentir su peso en el producto final.
Sencillamente, Oscar (por cierto, se pronuncia igual en todas partes)
¿Qué quedará del "auténtico sabor americano" después de esto? Cada vez menos. El mejor escaparate de Estados Unidos se ha de convertir en una gran fiesta global. Creo que llevará todavía algún tiempo que los americanos lo entiendan así. No olvidemos que ellos todavía hablan del "Campeón del Mundo en Basketball" ( aunque una parte creciente de sus figuras sean de fuera) y que todavía discriminan los" Grammy's latinos" (aunque éstos, en conjunto, vendan más que los de siempre). Pero la tendencia es imparable y lo acabarán asimilando, sobre todo, porque no hay otra alternativa a la supervivencia del noble "Séptimo Arte".
A los americanos que añoren los buenos viejos tiempos, siempre les queda el consuelo de que este año el Oscar se lo dan a Lincoln. Un padre de la patria que ya está sentado en su butaca.
Eduardo Irastorza
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